Creo que nunca he echado tanto de menos en una mañana de Domingo, o quizás sí pero no lo recuerdo.
Se me atasca el bite y me incomoda porque no puedo escribir del tirón como a mí me gusta.
Estoy viviendo cada segundo presente de una respiración de piel muy sutil y acompasada, muy bestia y salvaje...como cuando nos follamos entre el edredón y las sábanas o el sofá y sus cojines.
También me incomoda haber perdido de nuevo la vergüenza al escribir, es esa sensación de que nuevo no me importa el mundo, me asusta tanto que me agarro a las teclas por no tener a ti. Aquí, entre el latido perfecto y el silencio.
No somos diferentes al resto, me digo para no crecerme, sólo altamente fantasiosos y de electricidad de alto voltaje.
Nos electrocutamos mutuamente.
Déjame expresarlo en el silencio de un beso que no te puedo dar y mis labios sienten, y en todo eso más allá de cualquier estado sólido.
No he vuelto porque nunca morí, sólo estaba captando espacios.